Cuando llega el calor, muchos guardan las botas de montaña hasta otoño… pero sabemos que el senderismo en verano tiene un encanto especial. Caminos iluminados por un sol radiante, paisajes verdes que contrastan con cielos azules y esa sensación de libertad que solo te da estar al aire libre. Sin embargo, el calor puede jugar en contra si no tomamos ciertas precauciones. Por eso, antes de lanzarte a la aventura, es clave entender los riesgos y cómo evitarlos para que tu experiencia sea segura y memorable.
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¿Qué temperatura es demasiado alta para hacer senderismo?
Caminar bajo el sol tiene sus límites. Aunque no hay una cifra exacta que sirva para todos, la mayoría de expertos coinciden en qué temperaturas superiores a 32-33 °C ya suponen un riesgo considerable para la salud, especialmente si la humedad es alta o la ruta es exigente. A partir de ese punto, tu cuerpo empieza a esforzarse más para regular la temperatura interna y aumenta la posibilidad de sufrir un golpe de calor o deshidratación.
Además, no se trata solo del termómetro: la sensación térmica puede ser mucho mayor si hay poca sombra, suelos que reflejan calor o si llevas una mochila pesada. Por eso, en verano es importante elegir rutas adaptadas a las condiciones, salir temprano por la mañana o al final de la tarde y prestar atención a cómo responde tu cuerpo. El senderismo es para disfrutar, no para poner tu salud en juego.
¿Vale la pena hacer senderismo en verano?
La respuesta es un rotundo sí, siempre que lo hagas con cabeza y preparación. El verano ofrece rutas accesibles que en invierno serían más duras, más horas de luz para explorar y la posibilidad de combinar la montaña con actividades acuáticas. Además, es una época perfecta para socializar y compartir rutas con amigos y familia.
Ventajas de practicar senderismo en verano:
- Más horas de luz. Aprovecha días largos para rutas más tranquilas y con paradas para disfrutar del paisaje.
- Acceso a zonas altas. En verano, muchos pasos de montaña y rutas que en invierno están nevadas se vuelven accesibles.
- Combinar con agua. Posibilidad de rutas cerca de ríos, lagos o cascadas para refrescarte en el camino.
- Clima estable. Menos lluvias y menos imprevistos meteorológicos que en otras estaciones.
- Ambiente social. Más opciones de participar en rutas guiadas, encuentros senderistas y eventos al aire libre.
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Consejos para hacer senderismo en verano
Si quieres disfrutar del senderismo en verano sin poner en riesgo tu salud, la clave está en la prevención y la planificación. No es lo mismo salir a caminar con 20 °C que con 35 °C, y adaptar tu ruta y tu equipamiento puede marcar la diferencia entre una experiencia inolvidable y un día para olvidar.
A continuación te dejamos unos consejos para que practiques este deporte de manera más segura posible:
Elige la hora adecuada
Evita las horas centrales del día (12h – 17h) cuando el sol está en su punto más alto y el calor es más intenso. Lo ideal es salir muy temprano, disfrutando de la frescura de la mañana, o a última hora de la tarde, cuando la luz es más suave y el paisaje se tiñe de tonos dorados.
Planifica rutas con sombra y puntos de agua
Busca senderos que pasen por bosques, cañones o zonas de ribera donde puedas refrescarte. Los puntos de agua, como fuentes o arroyos, no solo sirven para hidratarte, sino también para bajar la temperatura corporal en caso de calor excesivo.
Hidrátate constantemente
En verano se pierde agua más rápido debido al sudor. Lleva como mínimo 2 litros de agua por persona y bebe pequeños sorbos cada 15 – 20 minutos, incluso si no tienes sed. Complementa con bebidas isotónicas o sales minerales para reponer electrolitos y evitar calambres.
Usa ropa traspirable y ligera
Escoge tejidos técnicos que faciliten la evaporación del sudor y colores claros que reflejan la luz solar. Añade una gorra o sombrero de ala ancha para proteger tu cabeza y gafas de sol con filtro UV para cuidar tus ojos.
Protege tu piel
El sol de verano es especialmente agresivo. Utiliza un protector solar de amplio espectro (SPF 30 o superior) y aplícalo generosamente 30 minutos antes de salir. Repite la aplicación cada 2-3 horas, y no olvides orejas, cuello y manos.
Escucha a tu cuerpo
El calor extremo puede provocar golpes de calor o insolaciones. Si notas mareos, fatiga inusual, dolor de cabeza o náuseas, detente, busca sombra, hidrátate y refréscate. Estos síntomas son señales de alarma y no debes ignorarlos.
Lleva comida ligera y nutritiva
Frutas frescas como la sandía, el melón o la naranja aportan agua y vitaminas; frutos secos y barritas energéticas te darán energía sostenida sin sensación de pesadez. Evita comidas copiosas antes o durante la ruta.
Infórmate sobre la ruta
Antes de salir, revisa la previsión meteorológica y consulta si hay alertas de calor extremo o incendios forestales. Llevar un mapa físico o GPS con el recorrido descargado te ayudará a evitar sorpresas si pierdes cobertura.