Sabemos que el verano es una época del año en la que el sol, la playa y las terrazas llamas a gritos. Pero, ¿y si te dijera que también puede ser el mejor momento para avanzar con tus estudios, prepararte para nuevos retos o ponerte al día con aquello que dejaste pendiente? Sí, estudiar en verano no solo es posible, sino que puede convertirse en tu gran aliado si sabes cómo organizarte bien. En este artículo vamos a resolver una duda muy habitual: ¿vale realmente la pena estudiar durante los meses de calor? Y por supuesto, te daremos 10 consejos prácticos que te ayudarán a mantener la motivación, el enfoque y el equilibrio entre descanso y productividad. ¡Vamos allá!
Descubre la oferta formativa de nuestras escuelas asociadas y especialízate con Grupo Tarraco,
Índice de contenidos
¿Vale la pena estudiar en verano?
La respuesta corta es sí, y tiene muchas ventajas. Aunque estudiar en verano puede parecer poco atractivo al principio, lo cierto es que es una excelente oportunidad para aprovechar el tiempo con menos presión académica o laboral. Al no tener tantas clases o compromisos, puedes establecer tu propio ritmo, repasar contenidos, reforzar materias o incluso adelantar formación que te interese.
Además, el verano te permite estudiar sin el estrés del calendario escolar habitual. Puedes planificar tu día de manera flexible, combinar el estudio con actividades al aire libre, viajar mientras aprendes o dedicarle más tiempo a materias que normalmente se te hacen cuesta arriba. Todo depende de cómo lo enfoques. Estudiar en verano no es sinónimo de aburrimiento, sino de planificación inteligente y aprovechamiento del tiempo.
No te pierdas:
10 consejos para estudiar en verano
Si estás decidido a sacarle partido al verano sin renunciar a tus metas académicas, estos consejos te vendrán de maravilla. ¡Apunta bien!
Establece un horario realista
Uno de los errores más comunes al estudiar en verano es querer hacerlo “cuando tengas tiempo”. Pero seamos honestos: si no marcas una rutina, ese tiempo nunca llega. Por eso es clave que definas un horario realista y adaptado a tus ritmos. Si sabes que por la tarde el calor te aplasta, opta por estudiar por la mañana. No hace falta que estudies todo el día: con dos o tres horas bien aprovechadas es suficiente si eres constante.
Te puede interesar:
Elige un lugar cómodo y con buena ventilación
Tu espacio de estudio influye directamente en tu productividad. Si vas a estudiar en casa, busca un lugar bien iluminado, con buena ventilación y, sobre todo, sin distracciones. Evita estudiar en la cama o en sitios donde puedas dormitar fácilmente. Lo ideal es tener un escritorio cómodo, una silla ergonómica y materiales de estudio ordenados. Un ventilador o planta también pueden ayudar a mejorar el ambiente.
Divide tus objetivos en tareas pequeñas
Cuando te enfrentas a un temario completo o a una lista larga de tareas, puedes sentirte abrumado. Por eso, una de las mejores estrategias es dividir los contenidos en objetivos pequeños y alcanzables. Por ejemplo: “hoy repaso dos temas y hago un test de práctica” suena mucho más llevadero que “tengo que estudiar todo el temario”. Cuanto más clara y concreta sea tu planificación, mejor.
Utiliza técnicas activas de estudio
El verano no es la mejor época para memorizar como robot, así que toca ponerse creativo. Las técnicas activas como los mapas conceptuales, los esquemas visuales, el método Feynman (explicar el contenido con tus propias palabras), las flashcards o el método Pomodoro (estudiar 25 minutos y descansar 5) te ayudarán a mantener la atención. No solo aprenderás más rápido, sino que te divertirás mientras lo haces.
Recompénsate después de cada sesión
Estudiar en verano también debería tener premio. Una técnica muy útil para mantenerse la motivación es establecer pequeñas recompensas tras cumplir con tus objetivos. ¿Terminaste la lección del día? Regálate un helado, una serie, un paseo al atardecer o una tarde de piscina. Este sistema de refuerzo positivo convierte el estudio en un medio para disfrutar más, no en un castigo.
Aprovecha las primeras horas del día
Las mañanas de verano suelen ser más tranquilas, con menor calor y ruido, lo que las convierte en el momento perfecto para concentrarte. Levántate temprano, desayuna bien y dedica tus primeras horas al estudio. De esta forma, cuando el calor apriete o te inviten a salir, ya habrás cumplido con tu rutina. Además, estudiar con la mente fresca mejora la retención de información.
Evita distracciones digitales
El móvil puede ser tu peor enemigo si lo tienes a mano mientras estudias. Si estás concentrado/a, pero cada cinco revisas Tiktok o WhatsApp, tu productividad se irá al traste. Puedes usar aplicaciones para bloquear notificaciones y redes sociales durante tus sesiones de estudio. También ayuda dejar el móvil en otra habitación mientras estás concentrado/a.
Mantén una buena hidratación y alimentación
Estudiar en verano exige cuidar tu cuerpo. El calor provoca fatiga y falta de concentración si no estás bien hidratado. Ten siempre una botella de agua cerca y bebe pequeños sorbos regularmente. En cuanto a la comida, opta por platos ligeros y frescos: ensaladas, frutas, yogures o smoothies son perfectos. Evita comidas muy pesadas o azucaradas que puedan provocarte bajones de energía.
Rodéate de motivación
Tener pequeños recordatorios de por qué estás estudiando puede marcar la diferencia. Coloca en tu espacio frases inspiradoras, una lista de metas o un calendario donde puedas tachar los días de estudio completados. También puedes hacer videollamadas semanales con algún/a amigo/a o compañero/a que esté en la misma situación. Compartir avances y apoyarse mutuamente es una gran fuente de motivación.
No te olvides de descansar
Por mucho que quieras aprovechar el verano, no olvides que también es una época para recargar pilas. Dormir bien, desconectar con actividades que te gusten y darte espacio para no hacer nada es igual de importante que estudiar. El equilibrio es la clave. Planifica descansos semanales, sal con amigos, ve a la playa… y vuelve al estudio con las energías renovadas.